Y de repente llega el desfile de alta costura de Chanel a París y todo se paraliza. La esencia de la "maison francesa" vuelve y a lo grande. Nada de absurdas deportivas de tweed ni grandes puestas de escena como las que nos tenía acostumbrados últimamente, donde más que destacar la ropa, parecía todo lo contrario. Aunque reconozco que me encantan.

Un escenario blanco al más puro estilo la reina de las nieves, con un toque barroco gracias al espejo con el emblema de la doble ce y a sus pies una chimenea blanca recordándonos que es la representación del invierno, donde las maniquíes desfilan con auténticas obras de arte en forma de vestidos, dos piezas y miles de euros (que es lo que cuesta cada look). Chanel en estado puro. Algunos dicen que es "más de lo mismo" sí, es probable que tengan razón pero ¿que sería de la firma sin el tweed o el 2.55? de ahí la palabra iconos, los clásicos que no cambian, solo se reactualizan pero sin perder su esencia para no terminar abocados al disfraz.

Por soñar, que hasta el momento es gratis, imaginar que heredáis una chaqueta de tweed de hace más de 20 años, ¿no sería lo ideal poder usarla? Eso sí sería un buen fondo de armario. ¿O un traje alta costura? creo que no me lo quitaría ni para dormir. Pero como dice Calderón de la Barca;

¡Feliz miércoles!